¿Por qué nos cuesta entrar a la oficina?

Es la pregunta que se hacen miles de personas en España todos los días, y más allá de que al fin y al cabo sea una obligación para cubrir los gastos del mes, hay otra serie de razones que explican ese sentimiento de pesadez.

Tampoco es lógico que tener que visitar a un cliente fuera de la oficina se convierta en una gran noticia, pero sí que consigue ilustrarnos sobre uno de los principales motivos de esa desgana: no es el trabajo lo que nos molesta (en la mayoría de casos), sino el lugar donde realizamos ese trabajo, y más en concreto, la atmósfera presente.

En un gran número de compañías, estos espacios no siguen una serie de características que desembocan directamente en la satisfacción y productividad del trabajador. Por lo que, a pesar de que no sea el objetivo, acabar penalizando la labor de sus empleados y, por lo tanto, en los resultados conseguidos.

Llegados a este punto, nos quedan dos opciones: o bien realizamos una reforma integral del despacho, o realizamos poco a poco pequeños cambios que radiquen en la satisfacción del trabajador y optimicen su eficiencia.

En un primer momento, la primera opción puede parecer más rápida y efectiva, pero en realidad, puede suceder que sólo consigamos tener un despacho bonito pero poco funcional (hay evidentes excepciones). La segunda opción, en cambio, es más paulatina, y puede aportar muchos beneficios a largo plazo.

Si eres más de la forma de pensar de la cigarra, probablemente te decantaras por la primera opción, estupenda elección. Si, en cambio, te sientes más identificado con la hormiga, tomarás la segunda salida; igualmente correcta. Para la primera opción, solo necesitarás contactar con una empresa de reformas integrales; para la segunda, aquí tienes una serie de consejos.

¡Abajo con las barreras!

Apuesta por espacios abiertos, los cubículos de 1,5x1,5 pasaron de moda, y está más que demostrado que frenan el rendimiento laboral e influyen negativamente en la motivación. Instala unas grandes mesas donde se puedan sentar 4 personas a la vez, se crearán sinergías positivas, complementándose y retroalimentándose unos a otros en cuanto a conocimientos y técnicas.

Espera unas semanas a que se acostumbre y… hazles cambiar de sitio. Al fin y al cabo, nos interesa que se creen grupo de trabajo de una manera natural y orgánica, pero no que éstos sean permanentes. Cuantos más empleados trabajen juntos a lo largo de un año, más lazos y automatismos se generarán. ¡Magia! La motivación del grupo aumentará.

No es necesario cursar un grado de interiorismo para ello, aunque siempre es una buena idea, basta con seguir una serie de fáciles consejos.

Cuida la oficina como a una casa

No te imagino invitando a unos amigos a cenar a casa, recibiéndolos con trastos por el pasillo, persianas bajadas y sin limpiar. Entonces, ¿por qué los empleados de tu empresa deberían trabajar en condiciones así?

Realiza poco a poco pequeños cambios que radiquen en la satisfacción del trabajador y optimicen su eficiencia

Invierte en su comodidad, invierte en ellos. Preocúpate de que trabajen en mesas lo suficientemente amplias, donde se sienten y sientan anchos, ocúpate de que su puesto de trabajo esté limpio y aseado, de que tengan la suficiente luz (natural, por supuesto) para no tener que forzar la vista diariamente, de que las sillas sean cómodas y no les duela la espalda al acabar la jornada, etc.

Preocúpate y ocúpate de todo. Al fin y al cabo, es el sitio donde la mayoría del personal pasa un mínimo de 8 horas, casi el mismo tiempo que en su propia casa, por lo que la sensación de confort debe ser total.

Siempre hay cosas que son menos controlables, pero debes tratar de adaptar el ambiente a una temperatura agradable, aislar los ruidos al máximo (e incluso permitir que se escuche música con auriculares), y ventilar continuamente para reciclar la calidad del aire.

Invierte en tus empleados, invierte en productividad

En resumen, puedes hacer una reforma integral en tu despacho, o puedes adaptarlo con cambios paulatinos, pero hagas lo que hagas, haz algo, y hazlo bien. Escucha sus propuestas (porque en realidad son necesidades), y cúmplelas.

El respeto y compromiso debe ser de doble dirección, y al igual que todo el mundo, uno ha de ganárselo, así que, ¿por qué no empezar hoy?

Imagen Oficina cortesía de Shutterstock

Anterior
Anterior

Quiero aumentar mi productividad. ¿Qué debo hacer?

Siguiente
Siguiente

Estar muy ocupado ya no está de moda