De procrastinar, nadie se escapa…
Sí… todos somos procrastinadores. Si no conoces esta palabra, esto es la definición:
Básicamente, se trata de un sesgo cognitivo en que nos dejamos guiar por nuestros impulsos en lugar del pensamiento.
Eso es algo que nos pasa a todos, pero hay soluciones…
Jordi Fortuny, en su artículo ha identificado un posible acto de procrastinar:
No es extraño que durante la Revisión Semanal detectes que hay algunas acciones que vas «arrastrando» semana tras semana. La primera semana, no pasa nada, pero en las posteriores empiezas a «olerte» algo. Encima, a partir de ese momento, de alguna manera, «destacan» cada vez que revisas la lista para elegir qué hacer. Pero nada, ni con esas te pones con ellas. Siguen quedando allí.
¿Te suena lo que está pasando? Estás procrastinando.
Digo ‘posible’, porque la causa de la tarea residente no necesariamente es la procrastinación.
Cuando leemos las tres causas mencionadas por Jordi, verás que en las primeras dos causas no se trata de procrastinar, porque son retrasos completamente racionales.
Es absolutamente razonable no hacer una tarea cuando las circunstancias han cambiado o si has perdido el interés.
Sí, todos procrastinamos; está en nuestra biología.
Pero la mayoría de las tareas residentes son fáciles de solucionar, porque existe una causa racional de su retraso…