Pensar sobre tu trabajo es necesario, pero pensar demasiado puede llegar a ser perjudicial y afectar a tu productividad
Mi receta para ser productivo es sencilla:
- Decidir qué debes hacer.
- Hacerlo.
Hay profesionales que saltan el primer paso, pensando que el tiempo dedicado a reflexionar sobre qué hay que hacer es tiempo perdido, porque no estás haciendo nada. Estas personas olviden que el tiempo de reflexión es una inversión que luego recuperas.
Pero también hay profesionales que se quedan estancados en el primer paso. Personas que pasan tanto tiempo planificando, que luego no son capaces de recuperar el tiempo invertido.
El artículo de José Ignacio Azkue se dirige a este grupo de personas:
Sí, perseguir información para pensar sobre tu trabajo o para decidir acerca de algo, aunque solo trates de disipar tus dudas sobre pequeños aspectos concernientes a cualquiera de las variables a las que te enfrentas, te puede hacer pasar horas ante una pantalla tratando de distinguir los árboles dentro de un bosque de información. Esa forma de hacer te conduce a disipar el foco de tu búsqueda y a perderte en un mundo de ramas sin fin que te puede llevar por vericuetos que no deseas, perjudicando con ello tu trabajo y tu disposición hacia el mismo.
Como siempre, la efectividad está en el equilibrio.