Y tú, ¿cómo lo llevas?
¿Has notado que algo ha cambiado en tu forma de trabajar? El coronavirus nos ha obligado a todos a adaptarnos.
Hace un par de semanas todo iba bien, aún te diría más, iba «súper». En los cursos nos quejábamos de los correos electrónicos y de las urgencias de nuestros jefes. De las interrupciones de los compañeros y compañeras. De lo pesados que son los clientes. De las reuniones a todas horas… Entonces eso era nuestro VUCA.
Pues no, se ha demostrado que puede existir un VUCA más radical, eso no era nada.
Todo es cuestión de contexto y perspectiva. Esta planeta siempre ha sido un entorno VUCA. Tal vez hemos retrocedido un poco en las últimas semanas, pero continuamos viviendo en el siglo menos volátil, menos incierto, menos complicado y menos ambiguo de toda la historia humana. Para dar unos ejemplos: el impacto del coronavirus es insignificante en comparación con la peste o la gripe española.
Hablar de VUCA no ayuda nada a comprender o superar la situación actual.
No quiero decir que la situación actual no te puede afectar.
Estoy técnicamente preparado para teletrabajar, tengo muchas herramientas a mi alcance —Teams, Zoom, Slack, Trello, …—, estoy acostumbrado y tengo muchas buenas prácticas que en mí ya son hábitos.
Pero ahora mismo no es cuestión de eso. Es cuestión de que coyunturalmente voy a ser menos productivo y mi capacidad de atención se va a distraer en otras cosas, porque soy humano y estoy preocupado.
Ahí está la clave para el futuro del trabajo. No se trata de hacer tu trabajo de forma automática, porque si es así, seguramente estás haciendo tareas de poca valor añadido que serán candidatos para ser automatizadas en el futuro.
El trabajo del futuro es emocional. Si en estas semanas has notado que te falta energía, que tu productividad ha bajado,… no te preocupas. Has pasado el test de humanidad.