Nuestras creencias determinan nuestra actitud y éstas influyen en nuestra productividad
Igual a los hábitos, tus creencias son un arma de doble fila. Son cosas que tenemos y que pocas veces analizamos para ver si todavía son relevantes.
Por un lado, te facilitan mucho la vida, porque no hay que invertir tiempo y esfuerzo buscando hechos. Simplemente puedes elegir un modelo que te ayuda a entender la situación y ya puedes avanzar.
El problema sale, lógicamente, cuando el modelo que has elegido no encaja con la realidad, como explica José Ignacio Azkue:
¿Tiene algún sentido buscar una mejoría cuando una persona, en realidad, está conforme con lo que es? Personalmente pienso que muchas personas no intentan el cambio porque no ven las mejoras que podrían conseguir modificando sus creencias, y por consiguiente corrigiendo su actitud.
Es como si tuvieran una venda en los ojos que les impidiera ver otra realidad distinta a la que conocen. Además, rechazan de plano toda posibilidad de ver otras opciones. Sus creencias son tan fuertes y limitantes que rechazan todo cambio. Y lo veo de continuo en los debates que provoco en mis seminarios.
Hay que revisar tus creencias actuales y crear creencias positivas.