Tu estilo de vida afecta a tu productividad
Cuando nos damos cuenta que no vamos bien y decidimos hacer un cambio, cuando pensamos que nos gustaría ser más productivos para dejar de estar estresados, la mayoría de nosotros, nos enfocamos solo en buscar alguna herramienta o metodología que nos ayude a procesar nuestras tareas.
Y es lógico, tenemos una perspectiva sesgada sobre lo que significa la productividad personal. Nos centramos solo en intentar controlar uno de los síntomas que padecemos y que, efectivamente, suele ser de los más representativos: el volumen de tareas pendientes. Pero esto es solo una pequeña parte de todo en lo que debemos incidir. La productividad va más allá.
Nos olvidamos de otras cosas muy importantes. De hecho, estoy convencido de que podríamos mejorar notablemente nuestra productividad sin aplicar ni una sola metodología, ni instalándonos ninguna aplicación para gestionar nuestras tareas. Tan solo siendo conscientes (y corrigiendo) varias cosas de nuestro estilo de vida, que afectan mucho nuestro rendimiento, ya notaríamos un cambio.
Cosas, o hábitos, que forman parte de nuestra rutina, y cuyo impacto en nuestra productividad es muy grande. No se trata solo de aprender a gestionar nuestro trabajo o nuestras tareas, debemos tomar consciencia que nuestra productividad es el resultado de la combinación de muchas variables, y que todas ellas están interconectadas. Y entre estas, es posible que haya muchas que ni tan solo te las habías planteado como serias amenazas para tu productividad.
Una metodología o una herramienta, poco podrá hacer si no prestas atención a cosas que son muy normales en tu estilo de vida, como son:
- Siéntete bien: come bien, haz ejercicio, descansa lo suficiente, conoce tu propósito, búscate actividades que te reconforten, que te trasmitan sensaciones positivas, … Esto es lo primero. Como vas a ser productivo si tú chasis no está en buenas condiciones.
- Pon orden: pon un poco de orden en tu entorno. Un entorno desordenado acostumbra a conllevar una mente desordenada. Además, y a nivel más práctico, no vas a encontrar las cosas cuando las necesites, y vas a tener que invertir más tiempo en hacerlas.
- Limita tu acceso al 'mundo exterior': a veces utilizamos el termino infoxicación. Actualmente recibimos muchas noticias, y la mayoría negativas. Controla estos inputs, ya que en la mayoría de los casos, poco podrás hacer y solo te preocuparán. Quizá no lo percibas, pero de forma subyacente te va afectando.
- Interrupciones: hoy en día, los recordatorios y las notificaciones forman parte de nuestra vida. Pero forman parte de ella porque se lo hemos permitido. ¿Cuantas app’s de tu móvil te avisan de algo en algún momento? No es tan solo la interrupción que te provocan, es que te van abriendo frentes… ¿Realmente son necesarias todas las notificaciones que tienes instaladas? Piensa que hasta hace poco, no tenías ni smartphone…
Esta es una pequeña muestra, aunque significativa, que nos permite ver que no debemos menospreciar la influencia de nuestro estilo de vida en nuestra productividad. Querer mejorarla, muchas veces es sinónimo de emprender una reforma integral en nuestra vida. Pero no os asustéis, se puede.
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