Tus mañanas no brillan por estas 5 razones
Muchas veces nos cuesta despertarnos, y lo terminamos haciendo con una mala actitud porque no nos queremos levantar del rico sueño que estábamos teniendo. Vemos las mañanas como la peor parte del día, por las responsabilidades que tenemos o la rutina que esta supone. El momento entre el que despertamos y llegamos a la oficina, es como un sueño y nuestra rutina es algo tan aburrido que nunca pensamos en cambiarla.
Pero debemos admitirlo, todas esas responsabilidades que tenemos que cumplir durante nuestras mañanas son más importantes de lo que queremos creer y la mala vibra que le ponemos puede desembocar en algo dañino para nosotros mismos. La mañana determina cómo vamos a actuar el resto del día y una gran cantidad de errores pueden afectar a tu productividad en la tarde y en la noche.
Ten en cuenta estos cinco errores en los que las personas suelen cometer apenas abren los ojos por las mañanas y considera darle un giro para que tus jornadas diarias terminen siendo mejores:
1. Despertarse con algún disgusto
Muchas veces sucede que estamos durmiendo como auténticos bebés, pero con solo el ruido molesto de una alarma o una llamada entrante nos cambia el humor por completo, haciendo que despertemos con una actitud no muy buena y convirtiendo nuestros primeros minutos del día en un fastidio. Debes tratar en lo posible de que esto no suceda, ya sea cambiando el tono de la alarma o tener voluntad para adoptar una mejor actitud.
Cuando llegue el momento de despertar y de comenzar el día, pon cosas en tu mente que te permitan tener una actitud más positiva, como reconocer la oportunidad que tienes de vivir un día más. También puedes dormirte más temprano por la noche para que el proceso de despertar sea mucho más fácil.
2. Apresurar la rutina
Muchas veces ocurre que nos levantamos porque nos acordamos que tenemos que hacer algo a primeras horas de la mañana y salimos corriendo como el corre caminos, haciendo todo con mucha prisa y sin darle el tiempo necesario a cada cosa. Es normal que esto llegue a suceder, pero el problema llega cuando esto se convierte en algo normal, transformando todas nuestras mañanas en bombas de tiempo.
¡No es la idea! Trata de levantarte con un poco más de antelación de forma que puedas realizar todas tus cosas de una manera más calmada con el tiempo prudente para cada actividad.
3. Saltarse el desayuno
Muchas veces llevamos un estilo de vida un poco ajetreado que nos hace omitir o incluso olvidar el desayuno. ¿Has escuchado que esta es la comida más importante del día? A través del desayuno, nuestro cuerpo recibe la señal que debe ponerse en ‘marcha’, ingiriendo de esta manera todos los nutrientes y las calorías que necesitaremos a lo largo de la mañana, para no sentirnos cansados o fatigados.
Come un desayuno saludable como fruta, carbohidratos o proteína para mantenerte enfocado durante el día. Todo lo que necesitas son 15 minutos extra de preparación.
4. Obsesionarse con el trabajo
Es verdad, el trabajo es importante y le debemos prestar la atención debida. Pero se vuelve dañino que lo primero que hagas al abrir los ojos por la mañana sea enviar correos, realizar llamadas, o pensar cómo resolver ese inconveniente que tienes con un cliente. Pero esto puede hacer mermar tu productividad a largo plazo, ya que no te permites un tiempo de relajación.
Determina algo de tiempo para meditación, hacer algún tipo de actividad física u otra actividad que disfrutes, la idea es que tu mente se despeje. Esto reprogramará tu cerebro y permitirá enfocarte mejor en tu trabajo cuando sea momento de empezar.
5. Retrasar las tareas difíciles
Siempre pensamos en hacer primero lo más fácil para dejar lo más difícil lo último, ya sea porque queremos empezar una jornada un poco más ligera o porque simplemente así es tu rutina de trabajo. En contraste, finalizar esas cosas retadoras que requieren de más esfuerzo y atención durante las primeras horas de la mañana es muy ventajoso. Te deja con un sentimiento de logro y todas las demás tareas parecen más fáciles en comparación.
Es importante tener claro una cosa: todos los días no serán perfectos, y tendremos diferentes retos que superar cada día. Por ello es conveniente suprimir aquellos hábitos que nos hagan las cosas más difíciles, y que convierten nuestra rutina en un suplicio.
Si se te hace difícil no tires la toalla. Se requiere perseverancia, constancia, educación y voluntad para mejorar. No pierdas el compromiso y te alegrarás cuando puedas ver con claridad los beneficios: serás más productivo y tendrás una mejor actitud mental para comenzar.
Imagen Mañana cortesía de Shutterstock