A la hoguera con las prioridades

Hubo un tiempo en que probaba todo tipo de aplicaciones para gestionar mis proyectos, cuanto más sofisticadas y vistosas mejor. Empleaba el tiempo en crear muchas listas e incluir en ellas docenas de tareas. A cada tarea le asignaba un montón de parámetros (el color era el parámetro más importante por supuesto).

Con demasiada frecuencia pasaba más tiempo organizándome que haciendo algo útil. La propia organización y las herramientas de productividad se habían convertido en sí mismas en un hobby.

La prioridad era uno de esos parámetros que asignaba a todas y cada una de las tareas enlistadas. En unos programas se ponen estrellitas, cuantas más estrellas más prioridad claro; en otros, se indica un número del 0 al 5; en otras aplicaciones, las tareas prioritarias van en un color diferente al resto.

Con el tiempo dejé de probar aplicaciones de productividad y fui simplificando mi sistema hasta llegar al archivo de texto único que es lo que mejor me ha funcionado hasta ahora y que explicaré en un próximo artículo.

Por el camino se quedaron las prioridades. Asignar un nivel de prioridad a cada una de las tareas conllevaba un gasto de tiempo y energía considerable. Es mejor emplear los recursos en HACER y no tanto en organizar.

El hecho de asignar prioridades, implica en cierto modo, que algunas tareas que son poco prioritarias se van a ir postergando o incluso que no se van a realizar nunca. Seguramente siempre habrá alguna tarea con mayor prioridad que se lleve el protagonismo.

¿Cómo escoger entonces las tareas a realizar en un momento concreto? La respuesta es muy fácil. Aplicamos el minimalismo de la siguiente manera:

  1. Apuntamos en nuestras listas única y exclusivamente las tareas importantes. Si una tarea no es realmente importante, no merece la pena estar en nuestra lista de pendientes, ni siquiera en ADQ.
  2. Vamos seleccionando las tareas a realizar de forma arbitraria, por ejemplo en el orden en que están escritas.

¿Establecer prioridades para las tareas forma parte de vuestra rutina habitual? ¿cómo lo hacéis? ¿puntitos? ¿estrellitas? ¿colorines?

¿Aplicáis a rajatabla las prioridades cuando estáis HACIENDO las tareas?

¿Os animáis a estar una semana sin asignar prioridades? Vuestro sistema no se vendrá abajo y puede que os llevéis una grata sorpresa.

Luis José Sánchez González
Luis José Sánchez es Ingeniero Técnico en Informática de Gestión por la Universidad de Málaga y funcionario de carrera desde 1998. Actualmente imparte clases en el Ciclo Superior de Desarrollo de Aplicaciones Web en el IES Campanillas de Málaga. Se empezó a interesar por la productividad y en concreto por el sistema GTD cuando se encontraba trabajando en el Cork Institute of Technology (Irlanda) durante el curso 2008/2009. En seguida se puso a devorar libros, vídeos y blogs sobre productividad y a aplicar lo aprendido en su trabajo y su vida personal. El paso al minimalismo se produjo de forma natural y en septiembre de 2010 crea el blog [Mínimo](http://www.minimoblog.com/), donde de forma periódica publica artículos sobre minimalismo existencial, productividad y superación personal.
http://www.minimoblog.com/
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