10 razones por las que ser efectivo ‘mola’

Llámale ‘molar’, llámale ‘cool’, o solo gustar. Sea como sea, preocuparte por ser una persona efectiva aporta ventajas reales. He hecho una breve lista de lo que puedes experimentar al mejorar tus habilidades de productividad personal. ¿La quieres repasar conmigo?

1. Solo hago cosas importantes

Hay más trabajo del que podemos hacer y el tiempo que tenemos para hacerlo es limitado. Si nos ponemos a sacar trabajo sin ton ni son podemos mantenernos ocupados pero, ¿qué pasa al final del día? ¿Nos sentiremos satisfechos con el resultado? Una persona efectiva escoge, de todo el trabajo pendiente, aquellas cosas que son más importantes. De esta forma, el trabajo avanzará. No hay trucos para hacer más cosas ni magia para sacarle más tiempo al tiempo. Los días de Richard Branson, Bill Gates o Elon Musk tienen también 24 horas, ¿cómo crees que hacen ellos para hacer tantas cosas?

2. Tengo más tiempo para mí

Como soy consciente de que no se puede hacer todo el trabajo, mi mentalidad cambia. Ahora ya no intento llenar todas las horas disponibles intentando acabar cualquier proyecto, sacrificando otros aspectos de mi vida. Trabajar tiene su momento y descansar también, como lo tiene la salud y la dedicación a mi familia. ¡Y todo esto sin sentirme culpable por tener unos e-mail esperándome!

3. Puedo olvidarme de todo

Como persona efectiva tendrás tu propio sistema de efectividad personal. Este sistema se construye con ciertos hábitos, cambio de mentalidad, y algunas herramientas. Una vez tengas en marcha tu sistema de confianza podrás dejar caer en él la información y olvidarte. Tal cuál, te puedes quitar las cosas de la cabeza y saber que todo funcionará sin tener que estar dándole vueltas.

4. No se me olvida nada

Una vez empieza a girar la rueda del sistema de confianza, éste te dirá si hay algo que has de hacer en este momento, o te recordará a principios de primavera que has de planificar tus vacaciones (y no a las puertas de verano, cuando ya están todos los alojamientos ocupados). Sabrás todos los proyectos que tienes en marcha y en qué estado están, y también sabrás que tu compañera te debe un informe. ¿Por qué deberías tener toda esta información en la cabeza? Déjasela a tu sistema y usa tu energía en las cosas importantes.

5. Tengo menos estrés

Si todo es urgente, nada es urgente

La mayoría del estrés viene provocado por la sensación de urgencia, la incertidumbre y la falta de control. La urgencia es más fácil de gestionar con el cambio de mentalidad: hay mucho trabajo y si preguntas a quien te lo pide te dirá que es urgente. Pero si todo es urgente, nada es urgente. Como persona efectiva aprendes a ser tú el que decida la urgencia a cada tarea, y desde tu punto de vista. La incertidumbre y la falta de control se curan con tu sistema: tendrás la confianza de que contiene todo lo que necesitas saber y que puedes depositar en él incluso tus dudas.

6. Trabajo menos, disfruto más

¿Recuerdas por qué empezaste en tu profesión? ¿Qué es lo que te apasionaba? Conozco gente que empezó como tú, pero se ha dejado absorber por muchas tareas monótonas y repetitivas. Cuando eres efectivo, eso se acaba; parte del cambio consiste en eliminar tareas que no se deben hacer, delegar todas aquellas que puedas, filtrar al máximo la información para desechar la basura previa, y automatizar otro tanto trabajo. El resultado: pasas más tiempo con el trabajo creativo, el que te apasiona, y menos con el trabajo tedioso.

7. Mi trabajo es de más calidad

Uno de los beneficios inmediatos de librarme del estrés y de reducir las interrupciones es que puedo pasar más tiempo en estado de plena atención. ¿Sabes esos ratos en los que estás tan concentrado que pasa el tiempo volando, y tus resultados son mucho mejores? Como persona efectiva haces esos tiempos más largos y entras en ese estado con más facilidad.

8. Mi entorno funciona mejor

No puedo hacerte promesas imposibles respecto a lo que pase a tu alrededor, porque no puedes controlar lo que hacen los demás. Lo que sí es cierto es que las otras personas advierten los cambios que se producen en ti (sobretodo cuando ya no dices que sí a todo lo que ellos quieren), y suelen adaptarse a la nueva situación para bien. ¡Incluso puede haber suerte y contagias tu interés por la efectividad a tus colegas!

9. Hacer las cosas bien no es un esfuerzo

Cuando aprendes técnicas de efectividad personal los trucos se convierten en hábitos, y los hábitos se instalan en lo más profundo de ti, llámale inconsciente o llámale automatismos aprendidos. Lo que empezó como unas reglas que tenías que recordar ahora son cosas que te salen solas, como si no hubiera otra forma de hacerlo. Al principio te interesa para gestionar bien tu trabajo, pero con el tiempo y sin darte cuenta aplicas esa forma de hacer las cosas a todo. El resultado es un efecto multiplicador en tu efectividad.

10. Vivo más feliz

Cada una de estas cosas ha conseguido mejorar mi calidad de vida: he reducido el estrés, he equilibrado el tiempo que dedico a los distintos ámbitos de mi vida, tengo control sobre mi trabajo y mi vida, y avanzo de forma más clara hacia mis objetivos. Y esto con poco esfuerzo de mantenimiento.

Seguro que hay más ventajas que me dejo. ¿Quieres comentar la tuya?

Imagen Satisfecho cortesía de Shutterstock

Daniel Aguayo
Daniel es autor del blog Du Tudú, dedicado a la productividad personal y otros recursos relacionados, como las aplicaciones en la nube.
http://www.dutudu.com/
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