GTD. Mi experiencia personal
Llevo casi 6 años apoyándome en la metodología GTD para organizarme, tanto en lo profesional como en lo personal.
Lo que en el año 2009 comenzó como un acercamiento curioso a esta novedosa metodología de productividad personal con el objetivo de aprender a trabajar mejor, se ha convertido, ahí va, en una manera de vivir.
Ya sé que suena raro cuando lo cuento así. Manera de vivir. Muchos me han dicho que suena a secta. Pero no es nada de eso y tiene una explicación sencilla.
A lo largo de estos casi 6 años he cambiado muchos de mis comportamientos apoyándome en la generación de nuevos hábitos. Simplemente ha sido eso. Nuevos comportamientos. Nuevos hábitos. Nuevas creencias. En definitiva, cambio.
Realmente, no es nada especial. Ni milagroso, ni místico ni esotérico. Ni desde luego cosa de locos. Es simplemente cuestión de creer que las cosas se pueden hacer de otra manera y ponerse a ello. Al menos probar. Sin juzgar. Está al alcance de cualquiera.
Es cierto que en estos años, al inicio, he tenido ‘bajones’ y dudas. Es lo que David Allen llama ‘caerse del vagón’. En las primeras ocasiones donde era consciente de ello, mi impulso inicial era abandonar la práctica de esos nuevos comportamientos que iba poniendo en práctica. Pero gracias a la experiencia de personas que ya habían pasado por ello previamente, supe que aquello, que esas caídas del vagón, no solo eran normales sino que eran necesarias. Y buenas. Porque cada caída, era un aprendizaje.
Reconozco que en esos momentos de ‘caída del vagón’ llegue a pensar que GTD era demasiado complejo para mí. Prefería algo más fácil. Recuerdo que incluso coqueteé un tiempo con Autofocus por el año 2010. La comodidad y lo fácil mola, pero suelen ser malos compañeros en los procesos de cambio importantes.
Mi relación con Autofocus duró muy poco. Volví pronto a GTD. Yo buscaba algo con una visión y enfoque global. Me di otra oportunidad pensando que las cosas que valen la pena generalmente tienen un coste y/o requieren un esfuerzo. Desde entonces no lo he dejado en ningún momento. Y, ahora, sé que parte de lo que soy se debe a lo que he aprendido en este proceso de cambio que supone adquirir nuevos hábitos.
Porque GTD® no es únicamente una metodología de productividad personal, un concepto con el que cada vez me siento menos cómodo. GTD® ofrece una manera de relacionarte de manera eficiente en el mundo en el que vives, una sociedad cambiante y con exceso de cosas por hacer. Y para ello, GTD® te ofrece dos aprendizajes básicos: tener control y perspectiva.
Y ya que estoy por aquí, me gustaría compartir contigo lo que significan para mí. ;-)
¿Control? Pero si ya tengo demasiadas cosas como para querer controlarlo todo
Sí. Control. Para combatir el estrés.
Ese estrés que sientes cuando sabes que hay cosas que se te escapan. Cosas que no tienes controladas y que no sabes cuándo van a explotar. Ese estrés que aparece cuando no llegas a todo. Porque si quieres dejar de sentir la sensación de que hay cosas que se te escapan, lo único que puedes hacer es, al menos, saber que existen. Es decir, tenerlas controladas.
No se trata de que hagas nada más. Al menos de momento. Tenlas en tu radar. Identificadas. Sabiendo que significan para ti. Sabiendo que están ahí.
Mucha gente piensa que si tienen un inventario de todos sus asuntos (si, de todos) van a pasar de una ignorancia 'feliz' y estresante a una toma de conciencia agobiante de su realidad. En este punto, y como ya somos adultos, cada uno tiene que elegir. ¿Tú que prefieres? ¿Ser víctima y reaccionar como puedas ante las cosas, o tomar las riendas y ser responsable?
Es tu elección.
Perspectiva: decide de forma consciente con proactividad
A lo largo de un día tomamos, probablemente, cientos de decisiones. Unas más trascedentes y otras, aparentemente, menos.
¿Cuántas de todas esas decisiones tomamos de manera consciente? ¿En cuántas de ellas tenemos claras las posibles consecuencias de tomar esa decisión?
Mi experiencia me dice que en muy pocas.
Si el control en GTD nos ofrece la posibilidad de tener controlado todo sobre lo que tenemos que tomar una decisión, la perspectiva te va a ayudar a reflexionar sobre las consecuencias que puede tener hacer algo o no hacerlo y, así, poder decidir con criterio.
Decidir con criterio. Esa es la clave.
Así de simple. Y así de complejo. Porque la perspectiva en GTD te va a ayudar a ser responsablemente responsable porque las decisiones las vas a tomar tu. Eso no cambia. Ni debe cambiar. Eso es proactividad.
En resumen...
Después de casi 6 años como usuario de Getting Things Done puedo asegurar que para mí ha supuesto un importante cambio que me ha permitido conocer nuevos horizontes. Me ha ayudado a evolucionar y a mejorar, porque reconozco que ha sido (y es) un camino lleno de retos.
Porque en contra de lo que mucha gente piensa, la dificultad de usar GTD® no está en los comportamientos y hábitos que propone David Allen. El verdadero reto se encuentra en el cambio que tenemos que producir en nosotros. Un cambio de hábitos, de comportamientos y de creencias.
Un cambio, en resumen, que cada uno debemos afrontar desde la experiencia personal y que, en mi caso, ha merecido la pena.
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