Aprende a defender tus momentos productivos
Probablemente conozcas la teoría de Mihaly sobre la felicidad como un estado de flujo y tal vez también sepas que dicho estado de flujo aparece espontáneamente cuando estamos concentrados, comprometidos, enfocados, con nuestras facultades en pleno rendimiento, como absortos en algo.
Sí, seguramente la felicidad sea un estado de flujo y seguramente muchos de nosotros seriamos más felices si pudiéramos concentrarnos en lo que queremos hacer sin que nada ni nadie nos interrumpiera. Hoy en día es difícil permanecer concentrado un tiempo razonable. Los WhatsApp, el teléfono, el mail, los ruidos, las interrupciones de otras personas o nuestros propios pensamientos y preocupaciones son algunas de las cosas que hacen que perdamos nuestra concentración.
Aunque sabemos que la multitarea es improductiva, y que el secreto para la felicidad es estar enfocado en una sola cosa, nos cuesta mantener nuestros cinco sentidos en lo que estamos haciendo.
Personalmente valoro el silencio y me gusta disfrutar de lo que hago, sea profesional o personal. Para ello, me gusta poner toda mi atención en una sola cosa y me molesta, supongo que como a la mayoría de nosotros, que los imprevistos rompan mi concentración. Aún no he conseguido erradicar totalmente las interrupciones pero sí he conseguido disminuirlas en gran medida. A continuación comparto contigo algunas estrategias que a mí me han funcionado para evitar las interrupciones y a conseguir el estado de flujo.
En primer lugar, para alcanzar el estado de flujo y sentir que "estas en la zona", tendrás que realizar una tarea que conlleve un cierto grado de reto para ti y asegúrate de contar con los recursos que necesitas para poder afrontar el reto con garantías de éxito. En concreto, comprueba que dispones del tiempo y la energía mental necesarios. Para las tareas más complicadas aprovecha tus momentos de mayor energía intelectual y deja para cuando estés más cansado las tareas sencillas y, del mismo modo, evita realizar tareas que requieran un gran esfuerzo intelectual cuando estés cansado y no desperdicies tu mejor momento del día haciendo tareas rutinarias.
En segundo lugar, frente a las interrupciones:
- Practica la comunicación directa, evitando la hostilidad pero expresándote con firmeza. «Perdona, ahora estoy con otro tema, si no se trata de un asunto muy urgente te agradecería que me dejaras terminar y luego te llamo.»
- Cumple con tus compromisos siempre y si prevés que te va a resultar complicado cumplir con alguno de ellos, negocia de forma proactiva la fecha limite. Algunas interrupciones son, simplemente, para recordarnos lo que nos comprometimos a hacer o enviar.
- Di que no. Asume que no puedes ayudar a todo el mundo. Párate a pensar y decidir antes de contestar. En ocasiones respondemos de forma afirmativa a las peticiones de los demás porque no nos hemos parado a pensar un instante antes de responder o porque nos ha resultado más cómodo decir que sí que decir no, pero en el fondo sabemos que la respuesta correcta, aunque incómoda, habría sido decir que no.
- «Trocea» la tarea en acciones que puedas hacer un periodos de tiempo más cortos. No pretendas estar aislado durante horas. Tendrás que ser razonable. Además, es complicado estar concentrado en una sola cosa durante demasiado tiempo. Tú sabes qué es razonable dependiendo de tu situación y de tu entorno.
- Gestiona tus propias interrupciones. Mantén silenciados los WhatsApp, las alarmas del calendario y los avisos de mail. Acércate a mirar lo que te ha llegado de forma proactiva y periódica y evita que los dispositivos rompan tú concentración.
- Evita las auto-distracciones. En muchas ocasiones son nuestros propios pensamientos los que rompen nuestra concentración. No podemos evitar que las ideas lleguen a nuestra mente en los momentos más inesperados pero lo que sí podemos hacer es aprender a gestionar estas interrupciones. Cuando llegue alguna de estas ideas a tu mente, apúntala sin más, y sigue con lo que estás haciendo. Cuando termines podrás pensar sobre aquello que apuntaste y decidir qué hacer con ello.
Como dice David Allen, estar en «la zona» consiste en tener solo una cosa en la mente. Casi todos tenemos muchas cosas que hacer pero no podemos hacerlas todas a la vez, ni tenerlas todas en la cabeza, y además sabemos que la mejor forma de hacerlas es plenamente enfocado y con los cinco sentidos, en cada una de ellas. Me atrae mucho la idea de poder entrar y trabajar en «la zona» fácilmente cuando lo necesito. ¿Y a ti?
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