¿Ha bajado tu productividad últimamente? Quizás estás trabajando demasiado

¿No has notado nunca esa sensación de trabajar a destajo, sin descanso, y llegar a un punto en el que no eres plenamente consciente de lo que estás haciendo? Seguro que todos hemos tenido épocas en las que, por exigencias del guión, hay que apretar bien los dientes y prepararse para las curvas.

Sin embargo, existen casos (muchos, en realidad), en los que esa realidad se traslada a la rutina de los trabajadores. Llegados a este punto, la pregunta a plantear es sencilla: ¿más trabajo significa directamente más productividad? La respuesta, para sorpresa de muchos directivos (cuidado, viene spoiler), es que no.

La importancia de un descanso adecuado

Empecemos con la parte técnica. ¿Por qué cuando repetimos una tarea varios días seguidos, poco a poco vamos notando una mejoría? Porque nuestro cerebro va creando unas conexiones a nivel cognitivo, que nos ayudan a evolucionar en nuestra curva de aprendizaje respecto a cualquier tema.

Todo ese proceso de relaciones neuronales, lo realiza nuestro cerebro mientras dormimos. Y cuanto más dormimos, más sólidas y numerosas son esas conexiones. ¡Magia!

Dicho esto, es importante aclarar que descansar no significa únicamente dormir. Ni tampoco pasarse toda la tarde enterita en posición horizontal viendo la tele, para decepción de muchos. Estas dos cosas forman parte de lo que se denomina descanso pasivo, etiqueta de la que también forman parte leer un libro, escuchar música, meditar, etc.

Sin embargo, también existe, en el lado opuesto, el descanso activo. Este término, desconocido para muchos, incluye actividades con distintas características en las que se produce un cansancio físico, pero una gran liberación a nivel mental.

Actividades como salir a correr, jugar un partido de fútbol, dar un paseo por la ciudad, hacer tus recados tu mismo, o aprender a tocar la guitarra forman parte del descanso activo. Tranquilos, salir a tomar una cerveza con unos amigos también cuenta. El foco de esta corriente consiste en “descansar haciendo”.

¿Cómo afecta un mal descanso a tu productividad?

Cuando descansamos poco, o mejor dicho, mal, bajamos nuestro rendimiento como mínimo un 10%. si encadenamos varios días seguidos así, nuestro rendimiento será cada día un 10% menor, por lo que una de dos: o en el mismo tiempo hacemos menos cosas, por lo que nuestros resultados se verán afectados, o para mantener los mismos resultados, necesitaremos emplear más horas.

Y no solo eso, sino que, además nuestra actitud no será la correcta. Estaremos constantemente bajo los efectos de la apatía, la ansiedad, y la desgana, y una mala actitud se traduce en peores resultados.

Cuando las cosas se hacen desde el disfrute y las ganas, las sensaciones y emociones positivas favorecen la mejora del rendimiento, las ganas de superarse, la satisfacción y la autorrealización. Sin embargo, cuando se hacen desde el prisma contrario, las sensaciones son de rechazo e insatisfacción.

Rodéate de las mejores armas

Llegados a este punto, date un capricho, te lo mereces. Cómprate unas buenas zapatillas de correr, lúcelas. Dale un lavado de cara a tu cama (tranquilo, puedes comprar un colchón online de gran calidad, si no te apetece salir de casa). Ve a jugar con tus hijos al parque. Despéjate, descansa.

Trata de alejarte de las antiguas ideas arcaicas de jornadas de 12 horas sin más descansos que una hora para comer.

No solo mejorarás tu rendimiento en el trabajo, sino que por las mañanas tendrás también más energía, y aprovecharás mejor el tiempo. Podrás comprar naranjas y hazte un zumo natural para desayunar, con unas tostadas y un buen café. Pruébalo, estoy seguro de que no te disgustará la idea.

Trata de alejarte de las antiguas ideas arcaicas de jornadas de 12 horas sin más descansos que una hora para comer. Ese tipo de trabajo no tiene futuro, y mina completamente la productividad y el ánimo a la hora de trabajar.

En su lugar, dedícale el tiempo necesario a cada tarea durante tu jornada laboral, completamente concentrado, haciendo descansos para despejarte y aclarar las ideas. La creatividad fluye mucho más, y las ganas y el rendimiento mejoran.

Imagen Pausa cortesía de Shutterstock

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