Poner fechas finales a tus tareas y la Ley de Parkinson

La Ley de Parkinson dice que el trabajo se expande hasta llenar el tiempo de que se dispone para su realización. Según Jerónimo Sánchez, el problema cuando alargamos una tarea no es que nos sobre tiempo, sino que nos falta compromiso:

Una vez más, interpretaciones de la Ley de Parkinson en términos de hay que establecer fechas límite, no dejan de ser parte de la herencia del viejo paradigma de la gestión del tiempo. En el trabajo del conocimiento —ese tipo de trabajo que tenemos la mayoría de nosotros hoy en día—, el tiempo no se puede gestionar, sólo se puede gestionar la manera en que prestamos atención a las cosas que nos rodean y a lo que sucede a nuestro alrededor.

La interpretación de que habla Jerónimo no tiene nada que ver con la gestión del tiempo. En la realidad es una manera de aplicar algunos conceptos de la neuro-productividad que puede funcionar muy bien en algunos casos, pero que tiene algunos efectos secundarios no deseados.

Piers Steele, uno de los grandes expertos en la procrastinación, ha desarrollado una fórmula para conocer los factures que influyen la motivación, llamada la Temporal Motivation Theory. Según esta teoría estamos más motivados cuando tenemos expectativas de obtener resultados en menos tiempo.

Esta teoría, entonces, explica por qué funciona la Ley de Parkinson: poniendo una fecha final a tu tarea, tendrás la expectativa de tener resultados en un plazo más corto y, por tanto, sube la motivación.

Yo siempre digo que no existen soluciones únicos en la productividad personal. Poner una fecha final a tus tareas es una manera para incrementar la motivación. Esta técnica es tan popular, porque muchas personas han visto que da resultados.

De hecho, hay personas muy exitosas que ha conseguido lograr grandes cosas aplicando la ley de Parkinson.

Entonces, ¿dónde está el problema?

El problema surge cuando el volumen de trabajo incrementa. Si trabajas con fechas subjetivas pierdes claridad por falta de separación de compromisos y deseos.

El primer síntoma de este problema es que ya no eres capaz de terminar las tareas antes de las fechas finales que has inventado. Cada mañana encuentras tareas vencidas, lo que solucionas simplemente cambiando las fechas finales de estas tareas. Pero si cada mañana hay que cambiar las fechas finales, ¿qué sentido tiene ponerlas?

En lugar de poner fechas, pruebe una otra cosa: simplemente actúa. Si dejas de guiarte por las fechas finales, y simplemente revisas todas las tareas disponibles para elegir la mejor tarea en cada momento, verás que tus proyectos avanzan igualmente.

Jeroen Sangers

Anfitrión del Canasto. Mentor artesano especializado en la Efectividad 2.0 para personas y equipos de trabajo.

https://jeroensangers.com
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