Confeccionando el futuro desde un entorno VUCA

A estas alturas del siglo XXI a casi nadie se le escapa que vivimos en un entorno VUCA. El presente se nos muestra volátil, incierto, complejo y ambiguo. Se están produciendo importantes cambios de orden estructural, ruptura de tendencias y transmutaciones aceleradas que, sin duda, nos conducen a la incertidumbre y la ambigüedad.

El tiempo se pulveriza en una serie de ‘momentos’, cada uno de los cuales se vive de forma aislada, tiene un valor que puede desvanecerse con la llegada del momento siguiente y tiene poca relación con el pasado y con el futuro. La atención tiende a concentrarse en aprovechar al máximo el momento actual, sin preocuparse por sus posibles consecuencias a largo plazo. Planificar a largo término no sólo es inútil, sino incluso contraproducente, ya que marcar unos objetivos fijos para el futuro impide ser flexible y adaptarse a la realidad que se nos presenta en cada momento.

Tras estas reflexiones vislumbramos el futuro en una nebulosa que nos impide ver con claridad hacia dónde dirigir el rumbo. Con frecuencia, se dice que los jóvenes no tienen esperanza de futuro, que tal como están las cosas no vale la pena preocuparse por el devenir, cayendo unas veces en el victimismo y otras, dejando el futuro en manos del determinismo o el azar.

¿Hay que vivir solo el presente, sufrir los cambios que se producen, adaptarse a ellos o bien reaccionar y crear el futuro?

Despejando algunas ‘brumas’ sobre el futuro, desde una mirada prospectiva:
Para Godet (1993) la prospectiva es una reflexión para iluminar la acción presente con la luz de los futuros posibles.

La prospectiva es una disciplina con visión global, sistémica, dinámica y abierta que se centra en el análisis de los distintos futuros — los posibles, los probables y los deseables, de manera que reduce la incertidumbre, ilumina la acción presente y aporta mecanismos que conducen al futuro aceptable, conveniente o deseado.
— Michel Godet

En un entorno VUCA, ya no podemos tener una ‘visión única’ de cómo ha de ser el futuro posible y deseable. El futuro está por hacer, es múltiple y tiene diversos desenlaces posibles. Nuestra actitud lo definirá. Una actitud pasiva, como la del avestruz, nos conducirá a ‘sufrir’ el futuro que nos venga, una actitud reactiva, como la del apagafuegos, nos permitirá ‘sortear’ las dificultades a medida que se presenten. La prospectiva apuesta por una actitud proactiva, ‘anticiparse’, ver los escenarios posibles e influir en la configuración del futuro.

En tiempos VUCA hay que elevar la perspectiva para contemplar la situación desde una visión holística (ver el bosque), y si es posible ver otros bosques, otras oportunidades y otros escenarios. “El futuro es la razón de ser de la acción presente”.

En tiempos VUCA la aceleración de los cambios tecnológicos, económicos y sociales requieren de una mirada dilatada.

Como decía Gaston Berger: cuando más aprisa se va, más lejos deben iluminar los faros.

Qué tengáis un buen día,
Montse

Montse Vila
Master-Practitioner en PNL. Ex-directiva y prejubilada de Banca. Para evitar caer en la improductividad, escribo un blog sobre desarrollo y productividad personal.Dos temas que me apasionan.
http://buenhabit.blogspot.com
Anterior
Anterior

Organizarse mejor con checklists

Siguiente
Siguiente

Cómo acelerar cuando no sabes cuál es el siguiente paso