Reciclando ideas y conceptos para volvernos más eficientes
No voy a hablar sobre cómo ayudar a salvar el planeta, ni he cambiado el enfoque del blog hacia el lado ambientalista. Es sólo que reciclar no sólo sirve para ayudar con el medio ambiente, también tiene efectos prácticos en el mundo de los negocios y en general en cualquier proyecto que emprendamos. Y no me refiero a reciclar en los términos convencionales que normalmente conocemos. Me refiero al reciclaje de ideas y de conceptos.
Las personas tienden a ser más pesimistas e inconformes de lo necesario. Y a veces esa inconformidad lleva a desaprovechar oportunidades y hace que se desechen conceptos, ideas y proyectos valiosos. ¿Por qué pasa esto? Porque la gente no sabe segmentar, no sabe ‘particionar’, y no tienen en cuenta la diferencia entre un proceso y un resultado. El hecho de que una situación determinada genere un resultado negativo o diferente al esperado no quiere decir que no haya generado valor o no contenga elementos valiosos. No se puede pretender ver sólo el blanco o el negro, hay que detenerse a evaluar y aprovechar toda la información que hay entre estos dos extremos. Todo es un proceso, y dentro de todo proceso siempre habrá elementos que funcionen y elementos que no funcionen. Ahí está la clave: Entender que independientemente del ‘outcome’ o del resultado final de un proyecto, dentro del proceso que se llevó a cabo pueden existir aspectos valiosos que podemos reciclar y aplicar en otros proyectos, en algún otro momento o en algún otro lugar.
Si logramos entender que podemos partir un bloque de información en varios bloques más pequeños, lograremos observar que siempre hay aspectos a rescatar, aspectos a reciclar en cualquier proyecto. Un fracaso o un resultado no esperado no necesariamente implica que el 100% de lo que se hizo estuvo mal. Hay partes del proceso que serán útiles para otros fines y que se pueden reciclar. No pienses siempre en los "outcomes", piensa también en el proceso. Ya queda claro, no se puede desechar sin primero evaluar. Reciclar ideas y conceptos gradualmente nos volverá más eficientes. Reciclar implica que estamos siendo activos en utilizar y aprovechar la retroalimentación que cualquier actividad o proyecto nos brinde.
A veces se nos olvida que no todo lo que hacemos es tan sencillo como simplemente pasar de ‘A’ a ‘B’. Casi siempre, en el camino entre ‘A’ y ‘B’ hay que pasar por ‘C’, hablar con ‘H’, observar cómo lo hizo ‘F’, devolverse hasta ‘D’, cambiar y mejorar ‘L’ y pedir consejo de ‘G’. Aunque el resultado al llegar a ‘B’ no sea el esperado, habrá alguna idea, algún concepto o alguna parte del proceso que se pueda utilizar en una próxima ocasión.
Reciclar ayudará a que la próxima vez que emprendamos un proyecto no tengamos que empezar desde cero o empezar desde ‘A’. Re-utilizar ideas y conceptos nos ayuda a optimizar tiempo y recursos, y al hacerlo, tendremos adelantado gran parte de ese nuevo proyecto.
La próxima ocasión revisa dos veces antes de botar algo a la basura.
Imagen Reciclar ideas cortesía de Shutterstock