WhatsApp: el anticristo de la productividad
Hoy quiero compartir el genial artículo titulado "Esclavos del WhatsApp" de la mano de Ruben Alzola. Aunque menciona la aplicación WhatsApp en su artículo, el problema no es la aplicación, sino el uso que dan los usuarios. Me he quedado con lo que Ruben llama el síndrome del teleobjetivo:
A ver, melón, si estas en la Capilla Sixtina, siéntate, disfruta y luego, si eso, le tiras una ronda de foticos con las que torturar a tus ‘amigos’ a la vuelta. Pongo el ejemplo de la Sixtina porque aún a pesar de estar prohibido el tema de vídeo y las fotos, verás a todo el mundo tratando de sacar una a escondidas. Los escorzos son increíbles. Jubilados haciendo gala de ignotas habilidades contorsionistas. Lo prohibido sabe mejor claro, aunque puedas obtener por Internet miles de fotos mejores que el engendro que conseguiste disparando por debajo del sobaco.
La verdad es que vale la pena reflexionar un poco sobre qué beneficios sacamos de cada pieza de tecnología en nuestra vida. ¿O no son beneficios?