8 beneficios que puedes conseguir con Getting Things Done
El método Getting Things Done es uno de los métodos de productividad más completos. Si realmente aplicas todas las partes del método—incluyendo el modelo de planificación natural y los seis niveles de perspectiva—notarás un cambio sustancial en tu vida y en tu trabajo.
No obstante, aprender el método y crear los hábitos productivos requiere un esfuerzo importante. Sé por propia experiencia—todavía estoy aprendiendo—que no es nada fácil.
Siempre cuando empiezo un proyecto difícil, primero visualizo el resultado deseado. Esta imagen me ayuda a mantener el rumbo y tener presente el porqué de mis esfuerzos.
Para todos aquellos personas que actualmente están implementando el método GTD en sus vidas, os presento algunos de los beneficios que podréis conseguir:
- Pensar menos y hacer más. Cuando piensas sobre tu planificación, lo harás de forma calma, metódica y estructurada en los momentos dedicados a la revisión diaria y semanal. Como has aprendido a pensar más eficazmente, tendrás que pensar menos. Tendrás la cabeza vacía para poder enfocarte mejor en el trabajo.
- Encontrar el equilibrio entre ahora y más tarde. Todos tenemos sueños, pero ¿sabes cómo realizar tus sueños? Gracias a la lista Algún día/Quizás, GTD te ayuda a mantener tus sueños presentes. Luego, en la revisión semanal podrás decidir cuándo ha llegado la hora para activar cada proyecto.
- Incrementar la creatividad. Según Linus Pauling,
La mejor manera de tener una buena idea es tener muchas ideas.
La primera fase de Getting Things Done—recopilar—ha sido diseñado para nunca más olvidarte de una buena idea. - Establecer tus prioridades. La prioridad de una tarea es una característica difícil de determinar, porque no es medible, porque depende de los demás tareas (esto es más prioritario que…) y porque hay muchos factores que influyen en la prioridad: el lugar, la hora, con quién estás, las herramientas disponibles e incluso el tiempo. GTD ofrece una rutina fija con cuatro criterios para determinar que tarea merece tu atención en cada momento.
- Conciliar la vida laboral y personal. El método no distingue la vida personal del trabajo. Trabajo es simplemente todo lo que hay que hacer, da igual si lo haces de 9 a 6 o durante el fin de semana. Si crees que falta equilibrio entre el trabajo y tus asuntos personales, en realidad tienes un problema en tus áreas de responsabilidad. Con una inspección de tus responsabilidades actuales y objetivos a corto plazo puedes volver a encontrar la harmonía.
- Mantener tus compromisos. Gran parte de GTD trata de registrar, organizar y cumplir tus compromisos externos e internos. Gracias a Getting Things Done tendrás una buena reputación: si te comprometes de hacer una cosa, tus compañeros y clientes saben que lo harás.
- Decir ‘No’. El calendario, la lista de acciones y la lista de proyectos te dan una visión general de todo el trabajo pendiente. Gracias a ellos serás capaz de decir al jefe:
Sí puedo hacerlo, pero tendré que dejar de hacer otra cosa. ¿Qué te parece si pongo proyecto X en pausa?
- Delegar con eficacia. Usando la lista En Espera puedes hacer el seguimiento de las tareas delegadas y, si es necesario, realizar una acción antes de que sea demasiado tarde.
En resumen, aplicando Getting Things Done vuelves a tomar el control sobre tu vida y trabajarás de manera pro-activa. ¿No es esta una buena motivación para cambiar los hábitos?
Imagen Gráfico cortesía de Christian Ferrari