Un poco de minimalismo para tus metas: menos es mejor
Desde hace unos meses estoy realizando cambios en mi día a día hacia una vida más minimalista. En mi caso eso significa intentar reducir el uso de recursos para minimizar mi impacto personal sobre el medio ambiente. La productividad personal es un aspecto de este viaje, ya que con más eficiencia se reduce el desperdicio y así contribuye a la meta mayor. Intento evitar despilfarros, tanto en lo físico (cosas) como en lo organizacional (tiempo) para concentrarme en lo que es realmente importante y/o interesante.
Resulta que al organizar mi estantería, hoy encontré un papel con mis metas para 2010. Este papel me recordó de mi ‘resolución del 2010’, lleno de puntos a seguir, entre las cuales destacan:
- aprender a tocar el chelo
- aprender catalán (hacer curso)
- practicar más francés (leer más)
- levantarme con el marido y aprovechar las primeras horas del día
- hacer una reorganización de mi escritorio
- hacer más cosas con amigos
- correr o ir más a menudo al gimnasio
- …
Como se lo puede ocurrir a muchas personas, mi lista de tudú era una mezcla más o menos al azar de cosas que me gustaría hacer, que de alguna forma no he podido hacer el año pasado y que por lo tanto pensé que debería hacerlos este año. La lista contenía todos los errores posibles al hacer una lista, tal como metas contradictorias (mejorar un idioma y aprender otro a la misma vez es muy difícil), metas que no dependen de mi (el horario de trabajo del marido cambió y ya no se levanta temprano), o metas que estaban muy vagas como para acabar en algo concreto (hacer ‘algo’, correr ‘más a menudo’).
Existen muchos consejos sobre como definir mejor tus metas, pero muchos de estos consejos se olvidan de un paso crítico que debe prescindir a la definición de las metas. No siempre una lista más larga es una lista mejor. Tomando en cuenta las básicas preguntas del qué, cómo, cuánto, y hasta cuándo es muy fácil olvidarse del por qué!
Y es el por qué que indica la diferencia entre una lista minimalista con lo esencial, y una lista completa pero sobrecargada. Aparte de ayudar a poner en perspectiva las metas, el porqué también es el mejor aliado para eliminar puntos de la lista que no son tan importante como los pensabas. Si eres aficionado del GTD o de otros sistemas de productividad, entonces tendrás una o varias listas llenas de cosas más o menos importantes. Revísalas preguntándote: “Para qué quiero realizar esto?” Y cada vez que no estás seguro por qué lo has añadido a tu lista, bórralo. Si es importante, volverá a ti.
En mi caso concreto, algunos de las metas se han ido cumpliendo como resultado de otro proceso no planificado. Otros se han visto frustrados porque mi motivación no era fuerte lo suficiente. Y algunos se han cumplido independientemente de haber estado en la lista o no. Porque eran importantes.
Normalmente lo de vivir de forma más minimalista solo se aplica a las cosas físicas, pero justamente por ser un concepto tan amplio que se reduce a la formula ‘menos es más’, también se puede aplicar a las listas. Si solo mantienes a la vista lo que realmente hace una diferencia para mejor, entonces liberarás más tiempo.
Y quizás no quieras rellenar este tiempo con más metas, sino simplemente disfrutarlo con algo o alguien no cabe en ninguna meta. Por ejemplo disfrutar de un helado con un amigo en la playa. ¡Feliz verano!