Parar para mirar. Mirar para ver

Muy en línea de lo que plantea Nacho Fontaneda, me estoy planteado tomar, de vez en cuando, un día (preferiblemente en un día laboral) para simplemente no hacer nada.

El placer de no hacer nada “Dolce far niente”, la felicidad de no hacer nada. El no hacer que deja espacio para lo nuevo, la creatividad. No hacer nada nos puede dar mucho. Por eso el momento eureka surge al parar, por ejemplo en la ducha. Después de haber dado muchas vueltas a algo, lo ves claro cuando dejas de pensar en ello.

¿Y tú, cuándo ha sido la última vez en que realmente no has hecho nada durante más de cinco minutos?

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Jeroen Sangers

Anfitrión del Canasto. Mentor artesano especializado en la Efectividad 2.0 para personas y equipos de trabajo.

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