Últimas tendencias en productividad personal
Aunque pueda dar la impresión de que siempre ha estado aquí, la productividad personal es un concepto bastante nuevo. Sus orígenes se remontan a la llegada del trabajo del conocimiento, que supuso la aparición de una nueva necesidad: gestionar el tiempo. Ante una nueva realidad, en la que el número de cosas por hacer excede habitualmente el tiempo disponible para hacerlas, saber «gestionar el tiempo» se convierte de repente en una competencia imprescindible. Por eso podemos considerar que la tradicional «gestión del tiempo» es el precursor de la «productividad personal».
Años después, Peter Drucker, padre del management moderno, introduce un nuevo concepto: «efectividad». Con este nuevo término Drucker quiere diferenciar la nueva «productividad del trabajador del conocimiento» de la antigua «productividad del trabajador industrial». Esto es necesario ya que, como explica el propio Drucker, el concepto tradicional de «productividad» es insuficiente para abordar las nuevas necesidades que plantea el trabajo del conocimiento, al centrarse únicamente en aspectos cuantitativos y no cualitativos.
El siguiente hito en la evolución del concepto «productividad personal» llega de la mano de Stephen R. Covey y su famosa obra «Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva». Esta obra supone la extensión al ámbito personal del término «efectividad» que plantea Drucker, por lo que podríamos considerar que Covey es el «padre» del concepto «productividad personal», aunque no llega a utilizar el término como tal. Una de las principales contribuciones de Covey es dejar constancia del papel esencial que juega la proactividad en la efectividad personal. Las críticas que se plantean a Covey se centran en la difícil aplicación práctica de muchos de sus consejos, especialmente cuando se parte de una situación relativamente caótica, con sensación de escaso control y alto estrés.
El término «productividad personal» llega a principios del siglo XXI de la mano de David Allen y su popular método «Getting Things Done», más conocido como «GTD». En la traducción española del libro, «Organízate con eficacia: Máxima productividad personal sin estrés», podemos verlo por primera vez. Durante los últimos quince años, el método de Allen ha ido desplazando gradualmente a sus antecesores. Su carácter eminentemente práctico y aplicable le han convertido en un claro ganador frente a la poca utilidad de la «gestión del tiempo» y el exceso conceptual del método de Covey, por lo que podemos afirmar que GTD se ha convertido, sin duda, en «el nuevo estándar en productividad personal».
Como críticas a este método, la dificultad para entender muchos de sus conceptos, no tanto por la complejidad de los mismos como por la ambigüedad con la que son explicados en los diversos libros de Allen. Por otra parte, es un método que, al igual que el de Covey, se basa en hábitos, con lo que es imprescindible un compromiso sostenido de cambio personal para lograr resultados.
Llegados a este punto cabría preguntarse qué viene ahora en materia de productividad personal. La «gestión del tiempo», «los 7 hábitos» y «GTD» han supuesto respectivamente avances espectaculares a la hora de dar respuesta a las nuevas necesidades planteadas por el trabajo del conocimiento. Sin embargo, GTD lleva quince años sin evolucionar y parece que aún queda mucho espacio para la mejora.
Las últimas tendencias en productividad personal apuntan hacia un cambio en los enfoques tradicionales. Si la «gestión del tiempo» se centra en la tarea, Covey en los valores y Allen en su método, las últimas tendencias se centran en las personas. La efectividad personal va más allá de lo operativo, más allá del hacer muchas cosas. La efectividad personal va de aprender a relacionarnos de una forma proactiva y sin estrés ante este nuevo y exigente entorno, en permanente cambio y evolución. Para ello, hay que integrarlo todo: lo táctico y lo estratégico, lo personal y lo profesional, lo cuantitativo y lo cualitativo, el trabajo reactivo y el proactivo, los valores y el método... Porque, al final, la efectividad personal es, ante todo, personal. Por eso la última tendencia en productividad personal es la efectividad centrada en las personas.
Imagen Brújula y smartwatch cortesía de Shutterstock