El precio de la pereza. Cosas con inflación de esfuerzo
No dejes para mañana lo que puedes arreglar hoy.
Parece que cuando eres joven eres más tolerante al desorden, solo hay que ver algunas habitaciones.
Los cacharros, que costaba fregar por la noche, seguían ahí por la mañana. Es curioso, la magia no funcionaba, no aparecían fregados y ordenados.
Además, para mi desgracia, costaba más despegar la suciedad. Extraños procesos hacen que la suciedad esté más pegada con el tiempo. No teníamos ni la prudencia de dejar los cacharros a remojo (otra cosa que se aprende con la experiencia).