La falacia de las open office
Enrique Dans comparte su opinión sobre la plaga actual de oficinas abiertas:
El modelo de trabajo abierto comenzó, en muchos casos, tratando de ofrecer un mayor nivel de supervisión de la productividad. Eliminar las paredes permitía, de un solo vistazo, comprobar que todo el mundo estaba trabajando, en lugar de simplemente perdiendo el tiempo con otras distracciones en la pantalla. De hecho, en muchos casos, esgrimiendo excusas como la necesidad de privacidad para ciertas tareas, el modelo se convierte en una especie de “sistema de castas”, en el que únicamente los trabajadores de determinado nivel disfrutan de despachos individuales, mientras otros trabajan en espacios abiertos. Eso, en mi opinión, no es un modelo abierto: es una basura clasista e injustificable.
No estoy de acuerdo con la descripción que hace Enrique de una oficina abierta funcional. Aunque no hay plazas fijas ni papel, no implica que puede funcionar. Hay más aspectos que afectan la productividad (y la colaboración) en una oficina abierta.
Justo en estos días he estado leyendo un libro muy interesante (y gratis) sobre estos temas: Brain Chain 5: The open office is naked por Theo Compernolle.