¿Tareas de preparación o de resultados?
Hace unos días encontré este texto hablando de dos tipos diferentes de tareas:
Por ejemplo: supongamos que yo soy comercial y me planteo el objetivo de vender un nuevo producto a 10 clientes. Mis tareas de preparación pueden ser: estudiar el producto, analizar a la competencia, prepararme un argumentario, elaborar una lista de posibles clientes con sus teléfonos, diseñar una oferta de primer pedido. Mis tareas de resultados serán: hacer llamadas telefónicas para concertar citas y hacer las entrevistas cara a cara para cerrar la venta.
Las tareas de preparación suelen ser tareas que hacemos con comodidad, solemos estar en zona de confort. Las tareas de resultados nos suelen exigir que salgamos a la zona de expansión, ya no las hacemos con soltura porque nos exigen un esfuerzo adicional; en ellas está el premio al esfuerzo. De nada sirve pasarse el día haciendo tareas de preparación si no hago las de resultados.
No veo la necesidad de clasificar tareas en estos dos grupos. Para mi cada proyecto es una cadena de tareas y todas contribuyen al resultado. No puedo hacer mis llamadas telefónicas si no he elaborado previamente una lista de posibles clientes. Ambos tareas son igual de importantes para el resultado.
[Reacción de Javier Arnal]: tu comentario es acertado, todas las tareas de un proyecto son igualmente importantes porque todas contribuyen a conseguir el resultado final. No pretendo que la gente se haga una clasificación adicional de tipo de tareas, lo que he querido decir es que hay que ser consciente de que hay tareas que implican un esfuerzo emocional adicional y que esa es, muchas veces, la razón de que no las hagamos. Conocer esa distinción nos puede ayudar a poner más atención y energía en dichas tareas que, al final, son las que separan el éxito del fracaso. No se si lo he contado acertadamente, espero que si.
