Consigue desconectar en vacaciones
El periodo vacacional es un tiempo necesario para parar, descansar, renovar ideas, refrescar pensamientos y recargar las pilas.
Pero hay veces que nos vamos de vacaciones y no ‘cerramos el chiringuito’; es decir, no vamos al trabajo, pero seguimos pensando en lo que tenemos que resolver a la vuelta, revisamos el correo cada dos por tres, y no estamos tranquilos, dando vueltas a lo que estamos dejando de hacer. Por tanto, ni estamos trabajando ni estamos descansando.
Para poder disfrutar realmente de las vacaciones es necesario preparar a conciencia ese parón. ¿Cómo?
1. Evitar que se ‘declaren incendios’
Se trata de dejar todo lo que podamos decidido de antemano. Es decir, visualizar el resultado que queremos y programar los pasos para conseguir esa meta respetando los días libres que nos hemos tomado.
Asegurarnos de que esas cuestiones no vayan a explotar cuando no estemos. Bien es verdad que no se puede prever todo y que es probable que algún tema sí estalle cuando no estemos nosotros. Pero, hasta donde se pueda, conviene dejar atado el mayor número de asuntos posible.
2. Delegar en condiciones
Dejar en manos de otros (si podemos) algunos asuntos mientras estemos fuera es fundamental.
Por varias razones:
- Nos quedamos más tranquilos sabiendo que hay alguien que puede resolver por nosotros cuando no estamos.
- Liberamos parte de la presión que supone llevar toda la carga.
- Es una prueba de fuego para nuestros colaboradores.
Pero hay que hacerlo correctamente. Es decir:
- Dejando claro qué queremos que se resuelva por nosotros y qué no; y cuando sería recomendable que nos avisaran (establecer ciertos límites para poder desconectar de verdad, pero hacer saber que en caso de necesidad, estamos ahí).
- Habiendo formado a la persona en la que deleguemos para que no tenga ningún problema en llevar a cabo las funciones que le encomendemos.
- Dotándole de cierta responsabilidad y margen de maniobra.
3. Avisar de que nos vamos
A todo aquel que necesite saberlo. Y, si es necesario, señalar a quién hemos dejado al cargo. O bien avisar de que, si no es extremadamente urgente, se resolverá a la vuelta. Para ello es bueno dejar un mensaje en el buzón de voz y/o en el correo electrónico que avise de que no estamos y dónde se nos puede localizar en caso de necesidad real. También es recomendable establecernos a nosotros mismos una disciplina para revisar el correo durante las vacaciones (por ejemplo cada dos días, o durante 10 minutos por la noche).
4. Dos días fundamentales: el de antes de marcharnos y el primero tras nuestra vuelta.
El último día sería bueno dejarlo para cerrar asuntos, revisar a fondo nuestra agenda, nuestras llamadas pendientes, correos electrónicos, peticiones de terceros… para irnos con una imagen clara de nuestro panorama. Y tener el tiempo de concretar ciertas cosas y atar cabos sueltos.
Y el primero casi igual; pero para informarnos de lo que ha pasado mientras no estábamos, revisar correos, mensajes, etc. Y retomar, poco a poco, el pulso.
Es recomendable, aunque no siempre se puede, volver de nuestro destino (si es que nos hemos ido) un día antes de comenzar el trabajo propiamente dicho. Es decir, si empezamos el trabajo el lunes, regresar el sábado, para así tener tiempo de organizar la maleta, descansar, retomar rutina de sueño y comidas, etc.
Estas son algunas de las sugerencias que yo propongo; y tú, ¿qué haces para poder desconectar en vacaciones?