Confeccionar listas. Preámbulo de GTD
La mayoría de los mortales no estamos muy satisfechos con nuestra eficacia y modo de afrontar los retos diarios.
Hablando en términos productivos existen varios estilos de personas, entre ellas destacaría tres grandes grupos:
Los productivos:
Son personas con un buen grado de eficacia y control en sus quehaceres diarios. Puede ser algo innato en ellas o haberlo logrado tras implementar unos buenos hábitos de organización y disciplina. Gestionan bien el estrés. Con frecuencia siguen una metodología propia o aplican algún método de productividad como GTD, uno de los más conocidos y que más seguidores tiene. Son personas abiertas a ampliar sus horizontes y persiguen la excelencia.
Los improductivos pasivos:
No les importa serlo. Al contrario, su objetivo es mantenerse en su ‘zona de confort’, donde se sienten seguros y poco molestados. Su gestión del estrés consiste en resistirse a cualquier cambio de esta situación. Culpabilizan de sus fracasos o de su poco éxito a los demás y apelan a su mala suerte en la vida.
Los improductivos activos:
No quieren serlo. Reconocen que son ‘desastres’ con malos hábitos de organización, falta de disciplina y control. No gestionan bien su estrés y se sienten agobiados, pero… quieren cambiar.
En su afán de mejorar los improductivos activos empiezan a buscar información en webs, siguen a ‘gurús’ y se lanzan a usar aplicaciones y métodos de productividad. Sin embargo, el día a día los remite una y otra vez al descontrol inicial. Tras varias tentativas, pueden morir (metafóricamente) en el intento.
El mejor modo de conseguir mejorar nuestra productividad es seguir un método, pero para una persona que hasta la fecha no ha seguido ninguno o tiene hábitos de descontrol muy arraigados le resultará difícil. ‘Abrazar’ un sistema de productividad como por ejemplo GTD, de un día para otro, puede resultar complicado. Si bien hay personas que sí lo consiguen y descubren con rapidez los beneficios que les aporta, otros tendrán dificultades.
Propongo a los improductivos recalcitrantes activos que hagan un pre-calentamiento previo.
Este pre-calentamiento consistirá en aprender a ‘vaciar la mente’. Plasmar por escrito todo el barullo de pensamientos sobre tareas pendientes que tenemos en nuestra cabeza, nos da rápidamente una sensación de control y relajación. Aprender a confeccionar listas será un primer paso para obtener control y seguridad.
Ejercita la confección de listas
Tu intuición te dirá que listas necesitas hacer. Puedes empezar por listas muy genéricas. Tus propósitos, tus objetivos a largo y a corto plazo, tus deseos, aspiraciones. No te cortes. Cada pensamiento que plasmas te dará una mejor visión de tus inquietudes y te ayudará a conocerte mejor.
Sigue haciendo listas
Ves a lo más cotidiano:
Listas de la compra, llamadas, recados, acciones pendientes, etc. Acostúmbrate a situarlas en el contexto adecuado para que las tengas a mano en el momento que las puedas usar. Nevera, teléfono, ordenador, junto a las llaves de casa, agenda etc.
Tacha, añade y revisa siempre que puedas las listas. Haz este ejercicio durante un tiempo, hasta que lo hayas pulido y tus listas sean ya una recopilación de todo lo que tienes que procesar y tengas la gratificante sensación de tener control sobre tus cosas.
Cuando sea así ya estarás preparado para escoger un método y adentrarte en el mundo de los productivos.
Que tengáis un buen día.
Montse