No soy una persona productiva

Tengo que haceros una confesión: no soy una persona productiva. ¿Sorprendidos? Realmente es así: soy despistado y me olvido de todo cuando estoy haciendo una cosa que me gusta. Además me molesta que las cosas no esten en su sitio, y puedo pasar todo el día organizando.

Es exactamente por mi improductividad natural que me he interesado por los temas de GTD y la eficacia. Durante años, he intentado aplicar un montón de trucos y he usado varias herramientas para mejorar mi productividad. Algunas han funcionado, y otras no.

Por ejemplo, hace unos quince años decidí de fijar una fecha límite a cada tarea. Esto funcionaba bien al principio, pero después de algunas semanas pasaba el primero cuarto de hora de cada día cambiando las fechas límites de las tareas vencidas. No funcionó…

Ahora conozco los principios de la productividad y sé cómo aplicar estos principios a mi vida para poder sacar el máximo rendimiento. Aunque por dentro todavía soy una persona improductiva he aprendido a ser eficaz.

El Canasto es tan exitoso porque sé de qué hablo. Muchos de vosotros os sentéis improductivos y pensáis que no tenéis control sobre su tiempo. Yo puedo ayudar porque también he pasado por esto. De hecho, si hubiera sido una persona naturalmente productiva nunca se me habría ocurrido que la productividad personal es algo especial y nunca habría empezado a escribir El Canasto.

Tengo otro secreto que contaros: ningún otro experto de la productividad personal es naturalmente productivo. Grandes nombres como David Allen, Stephen Covey, Alberto Pena, y muchos otros han empezado todos como gente con poca productividad y experimentando han aprendido cómo mejorar su eficacia.

Si ellos lo han hecho, tú también puedes. Aunque creas que eres un caso perdido, puedes aprender los hábitos productivos.

Jeroen Sangers

Anfitrión del Canasto. Mentor artesano especializado en la Efectividad 2.0 para personas y equipos de trabajo.

https://jeroensangers.com
Anterior
Anterior

Productividad trabajando desde casa

Siguiente
Siguiente

El Poder de los Principios Fundamentales