No le digas a nadie tu meta (¡Cáspita!)
Resulta que esa reacción positiva que recibimos cuando anunciamos a seres queridos que vamos a hacer algo que requiere trabajo, a veces nos hace sentir como si ya lo hubiésemos realizado. Nada más decirlo a viva voz nos hace sentir bien. Y así nos quedamos, en el puro anuncio del cambio.