No anuncies nunca tus metas
Si anunciamos nuestra meta personal, de forma que recibimos felicitaciones al respecto, en parte lo tomamos como que el proyecto ha sido reconocido, nos sentimos bien con nosotros mismos y, en cierto modo, es como si hubiéramos empezado el camino... MALAS NOTICIAS, nuestra meta está más lejos de ser alcanzada.