GTD y la flexibilidad
Si cocinar es seguir al pie de la letra una receta, si lo más cerca que estuviste de los germanos es tu cabeza cuadrada y si uno más uno son dos este es tu post.
Cuando te enfrentas a palabras como ‘procesamiento de asuntos’, ‘sistema de archivos’ o ‘planificación de proyectos’ quizá te venga a la cabeza la palabra máquina.
Es decir, si damos a un cabeza cuadrada un método de organización como por ejemplo GTD, la dama de hierro a su lado sería el abuelo de Heidi. Por otro lado, a veces puede acusarse al método GTD o a cualquier método de organización de falta de flexibilidad.
Yo soy de los que pienso que mejor un método que ninguno y que la flexibilidad la iremos cogiendo con la práctica. Planteemos un caso que puede destrozar tu sistema organizativo ¿Qué pasa cuando el nuevo becario acude a tu mesa a preguntarte algo?
Tras escuchar a mis amables lectores y añadir alguna cosa de cosecha propia a continuación algunos trucos para manejar interrupciones:
- Hacer algo importante a primera hora de la mañana. Las interrupciones suelen llegar después, normalmente a la gente le cuesta empezar la jornada, miran el correo, se toman un café, abren los ojos…
- No abrir el correo según llegas al trabajo. Yo lo abro a las 11:00 y quizá otra vez por la tarde, depende de cada uno, algunos días ni lo miro y no se cae el mundo. Así limitas una fuente importante de interrupciones.
- Responder con asertividad a la interrupción presencial, el ‘arte de decir no’.
- Responder con educación inglesa, como recién salido de Oxford: “Tengo que mirarlo”, “lo vemos luego si te parece y no te importa”.
- Ejecutar la tarea usando la regla de los dos minutos, “si lleva menos de dos minutos hazlo”. Aunque no estés procesando asuntos haz una excepción, las personas no son asuntos que despachar, son personas.
Imagen Flexible cortesía de Windell Oskay