Cómo GTD puede salvar tu relación de pareja

No he podido evitar una sonrisa al leer esta historia personal de Daniel Aguayo:

Cómo no, surgieron esos hábitos que uno siempre había dado por normales. El mío, dejar cosas fuera de su sitio con la idea de las iba a usar más tarde. El de ella, el deseo de que la casa se viera ordenada. Así es como yo dejaba una herramienta sobre una mesa para seguir más tarde, y ella al verla la metía en algún cajón.

Gracias a ella la casa no era un desastre. Pero surgía un problema: ¿dónde había dejado las cosas? Ella las guardaba para que no quedaran a la vista, pero como no sabía dónde iban (al fin y al cabo no eran sus cosas), las metía en cualquier lugar donde hubiera sitio, y después ni yo sabía dónde estaba, ni ella recordaba dónde las había dejado.

¿Reconoces este problema? Menos mal que Daniel es un Ninja de GTD...

Jeroen Sangers

Anfitrión del Canasto. Mentor artesano especializado en la Efectividad 2.0 para personas y equipos de trabajo.

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